AVANCES TECNOLOGICOS EN LA ASTRONAUTICA
Astronomía
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El Hubble: telescopio ubicado fuera de la atmósfera que observa objetos celestes. Sus maravillosas imágenes han asombrado al mundo, descubierto estrellas y planteado hipótesis. Es el icono de la astronomía moderna.Para otros usos de este término, véase Astronomía (desambiguación).
La astronomía (del griego: αστρονομία = άστρον + νόμος, etimológicamente la "ley de las estrellas") es la ciencia que se ocupa del estudio de los cuerpos celestes, sus movimientos, los fenómenos ligados a ellos, su registro y la investigación de su origen a partir de la información que llega de ellos a través de la radiación electromagnética o de cualquier otro medio. La astronomía ha estado ligada al ser humano desde la antigüedad y todas las civilizaciones han tenido contacto con esta ciencia. Personajes como Aristóteles, Tales de Mileto, Anaxágoras, Aristarco de Samos, Hiparco de Nicea, Claudio Ptolomeo, Hipatia de Alejandría, Nicolás Copérnico, Santo Tomás de Aquino, Tycho Brahe, Johannes Kepler, Galileo Galilei, Isaac Newton, Immanuel Kant, Gustav Kirchhoff y Albert Einstein han sido algunos de sus cultivadores.
Es una de las pocas ciencias en las que los aficionados aún pueden desempeñar un papel activo, especialmente en el descubrimiento y seguimiento de fenómenos como curvas de luz de estrellas variables, descubrimiento de asteroides y cometas, etc.
No debe confundirse a la Astronomía con la astrología. Aunque ambas comparten un origen común, son muy diferentes. La Astronomía es una ciencia: los astrónomos siguen el método científico. La astrología, que se ocupa de la supuesta influencia de los astros en la vida de los hombres, es una pseudociencia: los astrólogos, siguen un sistema de creencias no probadas o abiertamente erróneas, por ejemplo, no tienen en cuenta la precesión de los equinoccios, un descubrimiento que se remonta a Hiparco de Nicea.
domingo, 23 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
AVANCES TECNOLOGICOS DE LA EDAD MODERNA
julio de 2005
Tecnologia en la edad moderna
Revolución o Nueva Revolución Industrial
Características de la II Revolución
Entre las características de este período se pueden citar 6 grandes etapas:
1. El acero reemplazo al hierro
Los métodos para fabricar el acero se conocen desde hace siglos, pero las técnicas eran muy lentas y llenas de dificultades por lo que el producto resultaba caro. Henry Bessemer, en 1856, inventó un procedimiento para producir acero: descubrió que si entraba un poco de aire a un alto horno con hierro candente, se eliminaba hasta el último vestigio de carbón y el hierro se transformaba en acero.
Con este descubrimiento, a partir de 1878 se pudo explotar una vasta escala de hierro de las minas de Inglaterra, Lorena, Bélgica y los Estados Unidos.
2. La electricidad y el transporte a petróleo
La electricidad comenzó a competir con el vapor a fines del siglo XIX, al inventarse la dínamo, máquina que permitió transformar el movimiento mecánico en corriente eléctrica, y ésta en movimiento. Así surgieron, en 1879, el tranvía eléctrico y en 1895 la locomotora eléctrica. El uso de la electricidad revolucionó los medios de transporte; también los de comunicación gracias al telégrafo y al teléfono (en la fotografía, uno de los primeros modelos).
En 1879, Thomas Alva Edison desarrolló el más revolucionario de todos los inventos, la ampolleta eléctrica, que rápidamente desplazó a las demás fuentes de luz. Otro de los grandes creaciones fue la aparición del cinematógrafo.
El segundo cambio revolucionario consistió en la utilización de los derivados del petróleo. En un comienzo, éste era considerado una curiosidad. Conocido con el nombre de aceite de la India o aceite de Séneca, se vendía en Estados Unidos por sus propiedades medicinales. Era muy escaso hasta que, en 1859, Edwin Drake perforó el primer pozo cerca de Titusville, en Pennsylvania, solucionando el problema del abastecimiento.
En 1876, Nikolaus Otto inventó el primer motor de combustión interna, punto de partida de la era motorizada. Años después se sustituyó el gas natural por la gasolina y Karl Benz equipó los motores de combustión interna con una chispa eléctrica que encendía el combustible. Siguiendo con estas invenciones, Rudolf Diesel creó el motor a petróleo, que se aplicó en las locomotoras y en el transporte marítimo y terrestre.
3. Producción en serie
Todo este adelanto tecnológico provocó una serie de cambios en la industria y trajo aparejado el trabajo especializado.
La maquinaria automática estimuló la producción en serie y el volumen de mercaderías industrializadas se multiplicó con el uso de la banda transportadora.
La producción en serie hizo posible que se fabricara un número indefinido de ejemplares de un mismo artículo en forma ininterrumpida, y que la producción se regulara no de acuerdo con la demanda, sino a lo que era capaz de hacer la máquina automática. A la vez, la fabricación en masa exigió de los obreros un trabajo especializado, en que el individuo se dedica todo el día a una tarea simple, y monótona, que lo automatiza y convierte en un servidor de la maquinaria.
4. La ciencia al servicio de la industria
La invención de estas intrincadas maquinarias no sólo trajo cambios en los métodos de producción, sino que hizo que los sabios y laboratorios de las grandes universidades prestaran su colaboración a la industria. Los más importantes descubrimientos salieron de los centros científicos y se pusieron a disposición de la industria.
En 1856, William Henry Perkin fabricó la primera anilina que marcó el comienzo de la era de la química sintética. De esta tintura se derivan la aspirina, sacarina y el ácido fénico. Con el correr de los años se idearon nuevos procedimientos para obtener papel de pulpa de madera, y para producir seda artificial con las fibras de madera.
5. Auge de los transportes
Lo más importante de la II Revolución Industrial fue, sin duda, el vuelco que experimentaron los transportes y las comunicaciones.
A partir de 1860 se ve un auge en la construcción de los ferrocarriles. Los nuevos avances, como el freno automático, la instalación de coches dormitorios y comedores y la señalización automática, contribuyeron a que el ferrocarril llegara a ser el primer y más importante medio de transporte. Con anterioridad a 1860, las locomotoras no desplegaban gran velocidad, por lo que el recorrido de largas distancias era tedioso y cansador. Sin embargo, con la utilización de las locomotoras Diesel, la velocidad llegó a más de 100 kilómetros por hora y el desplazamiento de una ciudad a otra o de un país a otro se convirtió en períodos de atractivo descanso.
El automóvil
Aunque no se sabe a ciencia cierta quién fue el inventor del automóvil, se ha podido determinar que Gottlieb Daimler y Charles Federic Benz idearon coches de gasolina alrededor de 1880 y que, más tarde, el francés Levassor fue el primero que aplicó a un automóvil el principio de combustión interna.
Paralelamente, Henry Ford fue quien impulsó la fabricación masiva del auto y quien se propuso ponerlo al alcance de personas de más bajos recursos económicos. Con anterioridad, este medio de transporte era considerado solamente como un "juguete para ricos".
El avión
A pesar de que el hombre, desde hace miles de año trató de elevarse al igual que los pájaros, esta idea sólo se concretó en 1890. Más o menos en esa época, Otto Lilienthal, Samuel Langley y otros comenzaron a hacer experimentos con máquinas más pesadas que el aire. La obra de Langley la llevaron adelante los hermanos Orville y Wilbur Wright (en la fotografía, el avión que pilotó Orville Wright), quienes, en 1903, realizaron el primer vuelo en un avión impulsado por un motor. En 1910, Luis Bleriot cruzó el Canal de la Mancha en un monoplano inventado por él y en 1911 otro francés, apellidado Prier, voló sin etapas entre París y Londres. Alberto Santos Dumont, de nacionalidad brasileña, es considerado el pionero en la construcción y vuelo de naves aéreas con motor a gasolina.
Nuevos inventos
Entre las creaciones que destacan de la II Revolución Industrial está el teléfono, aparato ideado por Graham Bell. Además, la telegrafía sin hilos fue otro de los instrumentos que significó un notable desarrollo en las comunicaciones. Fue inventado por Guillermo Marconi a partir de los experimentos de Heinrich Hertz y de otros, relacionados con la transmisión de ondas electromagnéticas a través del aire. El telégrafo, a su vez, allanó el camino de la radiotelefonía y de la televisión. Esta última fue inventada por John Logie Baird en 1926.
Otro de los productos que nacieron en esta época fue la fotografía, creada en 1833 por Daguerre. En tanto, la máquina de coser es atribuida al mecánico estadounidense Elías Howe, en 1845.
Inventos como el fonógrafo, cuyo primer ejemplar funcionó en 1878, corresponden a una de las mil y más invenciones que registró durante años Edison.
Finalmente, la refrigeración fue obra del ingeniero francés Charles Albert Tellier, quien en 1876 construyó una máquina que producía frío por compresión. Este fue el origen de la cámara frigorífica, que en nuestro siglo comenzó a fabricarse también para el uso familiar.
6. El capitalismo financiero
Junto con la aparición de la cadena de inventos mencionados, en el último tercio del siglo XIX surge un nuevo periodo, catalogado como capitalismo financiero. Este tuvo sus comienzos en Estados Unidos y luego se extendió a Inglaterra, Francia y Alemania.
Las grandes empresas industriales y comerciales representan la etapa financiera de la evolución del capitalismo contemporáneo, cuyos rasgos más característicos son:
Control de la industria por las inversiones bancarias
Formación de inmensos capitales
Separación entre la propiedad y la administración, a través de las sociedades por acciones
El capitalismo se adaptó, así a las nuevas condiciones que aparecían a medida que el progreso tecnológico avanzaba a un ritmo cada vez mayor.
Se apreciaron cambios en la agricultura, con el uso de los abonos y el empleo de la maquinaria especializada para el cultivo de la tierra. Por sus elevados costos, éstos obligaron a los agricultores a recurrir al crédito bancario. Los propietarios medianos y pequeños debieron formar cooperativas para poder comprar los elementos necesarios para el cultivo y para vender los productos de la tierra.
El comercio también aprovechó los cambios en los medios de transporte, los que distribuían en gran escala la producción industrial y agrícola. Se formaron los grandes almacenes, que ofrecían al público una enorme variedad de mercaderías. La propaganda se encargó de fomentar el consumo masivo de los diferentes productos.
Las relaciones comerciales se extendieron por todos los países y continentes y el mundo se convirtió en un gran mercado. Los países europeos abolieron las aduanas proteccionistas y se estableció el libre comercio, el que se practicó durante 20 años hasta que, a fines del siglo XIX, una crisis económica provocada por la baja del precio del trigo, obligó a los países continentales europeos a restablecer el proteccionismo aduanero. Sólo Gran Bretaña se mantuvo ajena a esta medida y fiel a su tradición librecambista.
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Tecnologia en la edad moderna
Revolución o Nueva Revolución Industrial
Características de la II Revolución
Entre las características de este período se pueden citar 6 grandes etapas:
1. El acero reemplazo al hierro
Los métodos para fabricar el acero se conocen desde hace siglos, pero las técnicas eran muy lentas y llenas de dificultades por lo que el producto resultaba caro. Henry Bessemer, en 1856, inventó un procedimiento para producir acero: descubrió que si entraba un poco de aire a un alto horno con hierro candente, se eliminaba hasta el último vestigio de carbón y el hierro se transformaba en acero.
Con este descubrimiento, a partir de 1878 se pudo explotar una vasta escala de hierro de las minas de Inglaterra, Lorena, Bélgica y los Estados Unidos.
2. La electricidad y el transporte a petróleo
La electricidad comenzó a competir con el vapor a fines del siglo XIX, al inventarse la dínamo, máquina que permitió transformar el movimiento mecánico en corriente eléctrica, y ésta en movimiento. Así surgieron, en 1879, el tranvía eléctrico y en 1895 la locomotora eléctrica. El uso de la electricidad revolucionó los medios de transporte; también los de comunicación gracias al telégrafo y al teléfono (en la fotografía, uno de los primeros modelos).
En 1879, Thomas Alva Edison desarrolló el más revolucionario de todos los inventos, la ampolleta eléctrica, que rápidamente desplazó a las demás fuentes de luz. Otro de los grandes creaciones fue la aparición del cinematógrafo.
El segundo cambio revolucionario consistió en la utilización de los derivados del petróleo. En un comienzo, éste era considerado una curiosidad. Conocido con el nombre de aceite de la India o aceite de Séneca, se vendía en Estados Unidos por sus propiedades medicinales. Era muy escaso hasta que, en 1859, Edwin Drake perforó el primer pozo cerca de Titusville, en Pennsylvania, solucionando el problema del abastecimiento.
En 1876, Nikolaus Otto inventó el primer motor de combustión interna, punto de partida de la era motorizada. Años después se sustituyó el gas natural por la gasolina y Karl Benz equipó los motores de combustión interna con una chispa eléctrica que encendía el combustible. Siguiendo con estas invenciones, Rudolf Diesel creó el motor a petróleo, que se aplicó en las locomotoras y en el transporte marítimo y terrestre.
3. Producción en serie
Todo este adelanto tecnológico provocó una serie de cambios en la industria y trajo aparejado el trabajo especializado.
La maquinaria automática estimuló la producción en serie y el volumen de mercaderías industrializadas se multiplicó con el uso de la banda transportadora.
La producción en serie hizo posible que se fabricara un número indefinido de ejemplares de un mismo artículo en forma ininterrumpida, y que la producción se regulara no de acuerdo con la demanda, sino a lo que era capaz de hacer la máquina automática. A la vez, la fabricación en masa exigió de los obreros un trabajo especializado, en que el individuo se dedica todo el día a una tarea simple, y monótona, que lo automatiza y convierte en un servidor de la maquinaria.
4. La ciencia al servicio de la industria
La invención de estas intrincadas maquinarias no sólo trajo cambios en los métodos de producción, sino que hizo que los sabios y laboratorios de las grandes universidades prestaran su colaboración a la industria. Los más importantes descubrimientos salieron de los centros científicos y se pusieron a disposición de la industria.
En 1856, William Henry Perkin fabricó la primera anilina que marcó el comienzo de la era de la química sintética. De esta tintura se derivan la aspirina, sacarina y el ácido fénico. Con el correr de los años se idearon nuevos procedimientos para obtener papel de pulpa de madera, y para producir seda artificial con las fibras de madera.
5. Auge de los transportes
Lo más importante de la II Revolución Industrial fue, sin duda, el vuelco que experimentaron los transportes y las comunicaciones.
A partir de 1860 se ve un auge en la construcción de los ferrocarriles. Los nuevos avances, como el freno automático, la instalación de coches dormitorios y comedores y la señalización automática, contribuyeron a que el ferrocarril llegara a ser el primer y más importante medio de transporte. Con anterioridad a 1860, las locomotoras no desplegaban gran velocidad, por lo que el recorrido de largas distancias era tedioso y cansador. Sin embargo, con la utilización de las locomotoras Diesel, la velocidad llegó a más de 100 kilómetros por hora y el desplazamiento de una ciudad a otra o de un país a otro se convirtió en períodos de atractivo descanso.
El automóvil
Aunque no se sabe a ciencia cierta quién fue el inventor del automóvil, se ha podido determinar que Gottlieb Daimler y Charles Federic Benz idearon coches de gasolina alrededor de 1880 y que, más tarde, el francés Levassor fue el primero que aplicó a un automóvil el principio de combustión interna.
Paralelamente, Henry Ford fue quien impulsó la fabricación masiva del auto y quien se propuso ponerlo al alcance de personas de más bajos recursos económicos. Con anterioridad, este medio de transporte era considerado solamente como un "juguete para ricos".
El avión
A pesar de que el hombre, desde hace miles de año trató de elevarse al igual que los pájaros, esta idea sólo se concretó en 1890. Más o menos en esa época, Otto Lilienthal, Samuel Langley y otros comenzaron a hacer experimentos con máquinas más pesadas que el aire. La obra de Langley la llevaron adelante los hermanos Orville y Wilbur Wright (en la fotografía, el avión que pilotó Orville Wright), quienes, en 1903, realizaron el primer vuelo en un avión impulsado por un motor. En 1910, Luis Bleriot cruzó el Canal de la Mancha en un monoplano inventado por él y en 1911 otro francés, apellidado Prier, voló sin etapas entre París y Londres. Alberto Santos Dumont, de nacionalidad brasileña, es considerado el pionero en la construcción y vuelo de naves aéreas con motor a gasolina.
Nuevos inventos
Entre las creaciones que destacan de la II Revolución Industrial está el teléfono, aparato ideado por Graham Bell. Además, la telegrafía sin hilos fue otro de los instrumentos que significó un notable desarrollo en las comunicaciones. Fue inventado por Guillermo Marconi a partir de los experimentos de Heinrich Hertz y de otros, relacionados con la transmisión de ondas electromagnéticas a través del aire. El telégrafo, a su vez, allanó el camino de la radiotelefonía y de la televisión. Esta última fue inventada por John Logie Baird en 1926.
Otro de los productos que nacieron en esta época fue la fotografía, creada en 1833 por Daguerre. En tanto, la máquina de coser es atribuida al mecánico estadounidense Elías Howe, en 1845.
Inventos como el fonógrafo, cuyo primer ejemplar funcionó en 1878, corresponden a una de las mil y más invenciones que registró durante años Edison.
Finalmente, la refrigeración fue obra del ingeniero francés Charles Albert Tellier, quien en 1876 construyó una máquina que producía frío por compresión. Este fue el origen de la cámara frigorífica, que en nuestro siglo comenzó a fabricarse también para el uso familiar.
6. El capitalismo financiero
Junto con la aparición de la cadena de inventos mencionados, en el último tercio del siglo XIX surge un nuevo periodo, catalogado como capitalismo financiero. Este tuvo sus comienzos en Estados Unidos y luego se extendió a Inglaterra, Francia y Alemania.
Las grandes empresas industriales y comerciales representan la etapa financiera de la evolución del capitalismo contemporáneo, cuyos rasgos más característicos son:
Control de la industria por las inversiones bancarias
Formación de inmensos capitales
Separación entre la propiedad y la administración, a través de las sociedades por acciones
El capitalismo se adaptó, así a las nuevas condiciones que aparecían a medida que el progreso tecnológico avanzaba a un ritmo cada vez mayor.
Se apreciaron cambios en la agricultura, con el uso de los abonos y el empleo de la maquinaria especializada para el cultivo de la tierra. Por sus elevados costos, éstos obligaron a los agricultores a recurrir al crédito bancario. Los propietarios medianos y pequeños debieron formar cooperativas para poder comprar los elementos necesarios para el cultivo y para vender los productos de la tierra.
El comercio también aprovechó los cambios en los medios de transporte, los que distribuían en gran escala la producción industrial y agrícola. Se formaron los grandes almacenes, que ofrecían al público una enorme variedad de mercaderías. La propaganda se encargó de fomentar el consumo masivo de los diferentes productos.
Las relaciones comerciales se extendieron por todos los países y continentes y el mundo se convirtió en un gran mercado. Los países europeos abolieron las aduanas proteccionistas y se estableció el libre comercio, el que se practicó durante 20 años hasta que, a fines del siglo XIX, una crisis económica provocada por la baja del precio del trigo, obligó a los países continentales europeos a restablecer el proteccionismo aduanero. Sólo Gran Bretaña se mantuvo ajena a esta medida y fiel a su tradición librecambista.
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PRODUCCION CINEMATOGRAFICA
El cine (abreviatura de cinematógrafo), también llamado cinematografía, es la técnica que consiste en proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, mostrando algún vídeo o película). La palabra cine designa también las salas o teatros en los cuales se proyectan las películas.
Etimológicamente, la palabra cinematografía fue un neologismo creado a finales del siglo XIX compuesto a partir de dos palabras griegas. Por un lado κινή (kiné), que significa "movimiento" (ver, entre otras, "cinético", "cinética", "kinesiología", "cineteca"); y por otro de γραφóς (grafós). Con ello se intentaba definir el concepto de "imagen en movimiento".
Como forma de narrar historias o acontecimientos, el cine es un arte, y comúnmente, considerando las seis artes del mundo clásico, se lo denomina séptimo arte. No obstante, debido a la diversidad de películas y a la libertad de creación, es difícil definir lo que es el cine hoy. Sin embargo, las creaciones cinematográficas que se ocupan de la narrativa, montaje, guionismo, y que en la mayoría de los casos consideran al director como el verdadero autor, son consideradas manifestaciones artísticas, o cine arte (cine de arte). Por otra parte, a la creación documental o periodística se la clasifica según su género. A pesar de esto, y por la participación en documentales y filmes periodísticos de personal con visión propia, única y posiblemente artística (directores, fotógrafos y camarógrafos, entre otros), es muy difícil delimitar la calidad artística de una producción cinematográfica. La industria cinematográfica se ha convertido en un negocio importante en lugares como Hollywood y Bombay (el denominado "Bollywood"; un vocabulario básico de términos relacionados con el cine asiático).
Etimológicamente, la palabra cinematografía fue un neologismo creado a finales del siglo XIX compuesto a partir de dos palabras griegas. Por un lado κινή (kiné), que significa "movimiento" (ver, entre otras, "cinético", "cinética", "kinesiología", "cineteca"); y por otro de γραφóς (grafós). Con ello se intentaba definir el concepto de "imagen en movimiento".
Como forma de narrar historias o acontecimientos, el cine es un arte, y comúnmente, considerando las seis artes del mundo clásico, se lo denomina séptimo arte. No obstante, debido a la diversidad de películas y a la libertad de creación, es difícil definir lo que es el cine hoy. Sin embargo, las creaciones cinematográficas que se ocupan de la narrativa, montaje, guionismo, y que en la mayoría de los casos consideran al director como el verdadero autor, son consideradas manifestaciones artísticas, o cine arte (cine de arte). Por otra parte, a la creación documental o periodística se la clasifica según su género. A pesar de esto, y por la participación en documentales y filmes periodísticos de personal con visión propia, única y posiblemente artística (directores, fotógrafos y camarógrafos, entre otros), es muy difícil delimitar la calidad artística de una producción cinematográfica. La industria cinematográfica se ha convertido en un negocio importante en lugares como Hollywood y Bombay (el denominado "Bollywood"; un vocabulario básico de términos relacionados con el cine asiático).
domingo, 9 de mayo de 2010
Transferencia de tecnologia
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TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA
La transferencia de tecnología es un proceso mediante el cual se identifican, categorizan y caracterizan las necesidades y demandas tecnológicas de los productores de un sector determinado y se formulan soluciones. Mediante la planeación estratégica, la estructura organizacional y la innovación, se busca satisfacer necesidades a nivel interno para optimizar resultados a nivel externo. La transferencia tecnológica hace énfasis en el sector, el medio ambiente y la profesión (figura 9).
La transferencia de tecnología se da no sólo por la compra de equipos a adquisición de nuevas tecnologías. También tiene que ver con el recurso humano y con otras áreas organizacionales, para efectuarse, se cumplen diferentes etapas que definirán su labor positiva o no de acuerdo con las características de cada organización. No existe una determinada secuencia de etapas, esto depende del sistema que adopte la transferencia como tal. Entre tales etapas se encuentra la identificación de necesidades, la generación de tecnología o su adquisición, asimilación y difusión, la innovación, el análisis de mercado y de factibilidad.
Los efectos de la transferencia de tecnología han sido analizados en diferentes estudios realizados a empresas. Dentro de dichos resultados se ve que una de las ventajas generadas es el logro de mayor competitividad y eficiencia en los procesos. La satisfacción del cliente y el buen nombre (good will) son los aspectos más visibles al establecer comparaciones entre los resultados obtenidos. Otras fortalezas son la realización de estudios previos a la adquisición de tecnología con base en la comparación de ofertas de proveedores, además, la tecnología que adquiere es ajustada a las condiciones de la empresa, se hace capacitación en centros externos y la decisión de compra depende de gerencia y del área de producción.
Dentro de las debilidades encontradas en las empresas estudiadas están las deficiencias en la conceptualización de transferencia, carencia de información sobre nuevas tecnologías, problemas en la negociación, conocimiento y dominio parcial de la tecnología adquirida y ausencia de programas de capacitación en la tecnología transferida.
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
La innovación tecnológica puede definirse como la transformación de una idea en un nuevo o mejor producto introducido en el mercado, en un nuevo o mejor proceso usado en la industria. Se caracteriza por ser un proceso global, implica toma de decisiones e integración de la tecnología a la empresa; la estrategia innovadora se debe interrelacionar con la competitiva y no permitir que la I&D se aísle del resto de la organización.
Según Colciencias, la innovación se define como una estrategia empresarial relacionada con el desarrollo de nuevos procesos y productos, con la adquisición y adaptación de nuevas tecnologías y cambios gerenciales y organizacionales. Esta innovación puede ser de dominio tecnológico y de dominio no material (en los campos comercial, organizacional e institucional). Dentro de los aspectos que abarca, está el reconocimiento de la oportunidad, la generación de la idea y la formulación de la misma, incluyendo las tecnologías de proceso, equipo y operación.
La actividad innovadora se da en dos contextos diferentes, según el tipo de objetivo que quiera lograrse. En un contexto tecnológico, lo que se busca es originar nuevos mercados, adaptar tecnologías, crear desarrollos de técnicas y modificar métodos de producción. En cuanto al contexto económico, se pretende la sustitución de bienes, mantener la participación en el mercado, abrir nuevos mercados, aumentar la flexibilidad de producción, disminuir costos y reducir los efectos en el medio ambiente.
Se presentan obstáculos para la realización de los objetivos propuestos mediante esta decisión de innovación. Principalmente, dichos obstáculos se relacionan con el tiempo de penetración de un producto nuevo en la industria, limitaciones de nivel económico, personal y estatal, bloqueos de tipo emocional, cultural y perceptual y barreras organizacionales.
En Colombia, las características básicas de la innovación se centran en el recurso humano, la tecnología y el manejo de innovación. Aunque la gestión tecnológica ha tenido poca importancia, la responsabilidad de la gestión ha recaído principalmente en la academia y en las escuelas que tienen que ver con temas de administración. El desarrollo investigativo podría ser moderado y difícil de proyectar, pero no imposible. Sin embargo, debe aceptarse que este tema está surgiendo y se ha ido convirtiendo en un factor determinante para la sostenibilidad económica del sector productivo.
Avances tecnologicos de la medicina y la astronautica en el siglo XX y XXl
El origen de la medicina se pierde en la oscuridad de los tiempos más remotos de la historia del hombre, pues con él nació, a tenor de la ley de conservación de su existencia; de ahí que haya surgido de manera simultánea con el sufrimiento de la humanidad. En sus primeras épocas era monopolio de los sacerdotes, quienes no por dignos dejaron de explotarla en su provecho. Más tarde el genio prodigioso de Hipócrates la sustrajo a las concepciones fantásticas del empirismo supersticioso, y la elevó sobre la base sólida de la observación y del método racional. Platón le imprimió el sello de su filosofía, modificada después por las ideas exactas de Aristóteles que crearon los inmutables principios de las que fueron las precursoras de las ciencias actuales.1
Al igual que las demás ciencias, la medicina sufrió diversas vicisitudes en el accidentado curso de la historia, pues si bien disfrutó en principio etapas de marcado progreso, tuvo más tarde otras oscuras como las del período de la Edad Media, para volver a brillar con el Renacimiento. Entre muchos elocuentes ejemplos merece mencionarse el inicio el 17 de abril de 1766 de la gran etapa del progreso médico, cuando un joven apenas conocido, nombrado William Harvey hizo la primera comunicación de su descubrimiento de la circulación sanguínea.2 Y qué decir de Edward Jenner, quien a finales del siglo XVIII llevó a la práctica su famoso descubrimiento de la vacuna, para convertirse con ello en protagonista de una de las primicias más relevantes de la medicina preventiva,3 no obstante la influencia aún ejercida por las concepciones imaginativas y empíricas.
Aunque es preciso reconocer que las ideas filosóficas influyeron hasta cierto punto en el pensamiento médico, no es menos cierto que el método exacto estaba lejos de ser aplicado a la medicina. Los procedimientos de investigación eran insuficientes, a la vez que muy pobres las nociones acerca de la etiología y la patogenia. Asimismo la terapéutica, que trataba de huir del empirismo, caía en frecuentes errores; de ahí la importancia de los dos descubrimientos antes mencionados.
El siglo XIX, que arrancó por entero de la Revolución Francesa en el orden político, con la proclamación de las formas del derecho público y con la promulgación de leyes de carácter democrático, fue también una centuria de fecundidad científica y la medicina moderna fue una de sus grandes creaciones. Entre otros abundantes logros de esta época, procede citar el descubrimiento del vector de la fiebre amarilla y el anuncio en 1881 de la teoría metaxénica de la transmisión de enfermedades por el inmortal sabio cubano Carlos J. Finlay Barrés.4
Si difícil ha sido hacer un somero recuento de la evolución de la ciencia médica a través del tiempo hasta el siglo XIX, tanto o más complejo resulta sintetizar sus adelantos durante el siglo XX que acaba de concluir en el poco espacio disponible para un artículo de revista, por cuanto se corre el riesgo de incurrir en omisiones de nombres y de descubrimientos importantes. Baste decir que a lo largo de esa centuria un total de 172 científicos obtuvieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, desde que en 1901 inauguró la lista de los galardonados el alemán Emil Adolph von Behring,5 hasta que en el 2000 la cerraron el sueco Arvid Carlsson y los estadounidenses Paul Greengard y Eric Kandel.6 En realidad los Premios Nobel han trazado la senda de la ciencia moderna, y prueba elocuente de ello es que a principios de siglo XX se podían contar por cientos o miles los científicos concentrados en unos pocos países de Europa y América del Norte, mientras que hoy día son millones los que se distribuyen por todo el mundo.
Esta apretada síntesis de los éxitos de la medicina en el siglo XX se puede iniciar con el avance farmacológico, a cuyo efecto es justo enfatizar el desarrollo de un gran número de vacunas que han ocupado un lugar relevante en el incremento de la expectativa de vida de niños y adultos, en virtud de su acción preventiva contra múltiples y peligrosas enfermedades. El primer destello de comprensión del funcionamiento de la inmunidad humana había tenido lugar en 1797 con las vacunas contra la viruela de Jenner.3 Los primeros científicos que obtuvieron los Premios Nobel de Fisiología o Medicina concedidos a principios del siglo XX, fueron precisamente aquellos que habían hecho gran parte de su trabajo en décadas anteriores con el fin de controlar las enfermedades infecciosas que estaban cobrando muchas vidas humanas. Pocas familias escapaban entonces a los terribles efectos de la tuberculosis, el paludismo, la sífilis, el cólera, la gangrena, la lepra, la influenza, la difteria y la disentería.
Cuando se pudo demostrar que las bacterias eran las causantes de muchas infecciones, los científicos comenzaron a preocuparse más por destruirlas, que por buscar paliativos contra los síntomas que producían. De tal manera, los métodos establecidos por el bacteriólogo alemán Robert Koch a raíz de haber aislado la bacteria desencadenante de la tuberculosis, se emplean todavía en la microbiología médica, cuyo desarrollo se debe en gran parte a sus esfuerzos para cultivar e identificar las bacterias.7
La biología es una ciencia que subyace dentro de la medicina, lo cual se expresa en el afán del hombre por buscar y aprender lo más posible acerca de los seres vivos, en especial del propio hombre. La exploración de la biología celular se ha podido llevar a cabo gracias al desarrollo del microscopio electrónico durante la década de los años 30, y con cuya ayuda Max Delbrück, Alfred D. Herhey y Salvador Luria pudieron observar el modo en que los virus atacan a las células vivas, a la vez que Albert Claude, Christian R. De Duve y George E. Palade lograron ofrecer por primera vez una visión detallada acerca de las estructuras celulares conocidas como organelas, las cuales producen y atesoran los procesos químicos de la vida.8,9
La idea de que los organismos microscópicos podían ser causantes de diversos males, impulsó a enfrentarlos con productos químicos capaces de eliminarlos sin dañar a las células, o bien con sueros que ayudaran a elevar las defensas del cuerpo. Así el desarrollo de antibióticos a base de sulfa del alemán Gerhard Domagk,10 el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming11 y el de la estreptomicina por Selman A. Waksman12 produjeron avances sorprendentes en la terapéutica médica, por cuanto a partir de estas contribuciones se pudieron revelar muchos grandes misterios, incluso el de factores capaces de transformar los rasgos de un individuo.
Cuando se pudo demostrar la estructura del ADN, se abrieron nuevas posibilidades a la biología molecular. Los científicos dedicados a esta disciplina descubrieron que los genes, además de codificar las proteínas, regulan el modo en que las células las producen. Por otra parte, se demostró cómo el "lenguaje" de los genes garantiza la inserción organizada de los aminoácidos en las moléculas proteínicas; se halló el código genético de varios virus como el VIH causante del SIDA, que interactúa con los genes de las células, y se encontraron a las enzimas que dividen el ADN en sitios específicos.13
A estos logros se pudieran agregar, entre otros muchos, la enorme cantidad de vidas que se han salvado con la terapia de rehidratación en los procesos diarreicos; la disminución de la mortalidad perinatal e infantil (punto de referencia importante, que sirve de indicador del progreso humano y social); el éxito y la repercusión de los trasplantes de órganos; los progresos de las técnicas diagnósticas por imágenes; así como también la aplicación de la psicoterapia y la terapia de grupo, que han posibilitado mejorar la calidad de vida de muchos enfermos y la de sus familias.
Estos éxitos de la medicina durante el siglo XX, citados en apretada síntesis, no han sido frutos de la casualidad, pues han requerido la consagración total a la investigación de miles de científicos involucrados en la noble tarea de llevar adelante el objetivo común de salvar vidas y de mitigar el dolor humano.
Al igual que las demás ciencias, la medicina sufrió diversas vicisitudes en el accidentado curso de la historia, pues si bien disfrutó en principio etapas de marcado progreso, tuvo más tarde otras oscuras como las del período de la Edad Media, para volver a brillar con el Renacimiento. Entre muchos elocuentes ejemplos merece mencionarse el inicio el 17 de abril de 1766 de la gran etapa del progreso médico, cuando un joven apenas conocido, nombrado William Harvey hizo la primera comunicación de su descubrimiento de la circulación sanguínea.2 Y qué decir de Edward Jenner, quien a finales del siglo XVIII llevó a la práctica su famoso descubrimiento de la vacuna, para convertirse con ello en protagonista de una de las primicias más relevantes de la medicina preventiva,3 no obstante la influencia aún ejercida por las concepciones imaginativas y empíricas.
Aunque es preciso reconocer que las ideas filosóficas influyeron hasta cierto punto en el pensamiento médico, no es menos cierto que el método exacto estaba lejos de ser aplicado a la medicina. Los procedimientos de investigación eran insuficientes, a la vez que muy pobres las nociones acerca de la etiología y la patogenia. Asimismo la terapéutica, que trataba de huir del empirismo, caía en frecuentes errores; de ahí la importancia de los dos descubrimientos antes mencionados.
El siglo XIX, que arrancó por entero de la Revolución Francesa en el orden político, con la proclamación de las formas del derecho público y con la promulgación de leyes de carácter democrático, fue también una centuria de fecundidad científica y la medicina moderna fue una de sus grandes creaciones. Entre otros abundantes logros de esta época, procede citar el descubrimiento del vector de la fiebre amarilla y el anuncio en 1881 de la teoría metaxénica de la transmisión de enfermedades por el inmortal sabio cubano Carlos J. Finlay Barrés.4
Si difícil ha sido hacer un somero recuento de la evolución de la ciencia médica a través del tiempo hasta el siglo XIX, tanto o más complejo resulta sintetizar sus adelantos durante el siglo XX que acaba de concluir en el poco espacio disponible para un artículo de revista, por cuanto se corre el riesgo de incurrir en omisiones de nombres y de descubrimientos importantes. Baste decir que a lo largo de esa centuria un total de 172 científicos obtuvieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, desde que en 1901 inauguró la lista de los galardonados el alemán Emil Adolph von Behring,5 hasta que en el 2000 la cerraron el sueco Arvid Carlsson y los estadounidenses Paul Greengard y Eric Kandel.6 En realidad los Premios Nobel han trazado la senda de la ciencia moderna, y prueba elocuente de ello es que a principios de siglo XX se podían contar por cientos o miles los científicos concentrados en unos pocos países de Europa y América del Norte, mientras que hoy día son millones los que se distribuyen por todo el mundo.
Esta apretada síntesis de los éxitos de la medicina en el siglo XX se puede iniciar con el avance farmacológico, a cuyo efecto es justo enfatizar el desarrollo de un gran número de vacunas que han ocupado un lugar relevante en el incremento de la expectativa de vida de niños y adultos, en virtud de su acción preventiva contra múltiples y peligrosas enfermedades. El primer destello de comprensión del funcionamiento de la inmunidad humana había tenido lugar en 1797 con las vacunas contra la viruela de Jenner.3 Los primeros científicos que obtuvieron los Premios Nobel de Fisiología o Medicina concedidos a principios del siglo XX, fueron precisamente aquellos que habían hecho gran parte de su trabajo en décadas anteriores con el fin de controlar las enfermedades infecciosas que estaban cobrando muchas vidas humanas. Pocas familias escapaban entonces a los terribles efectos de la tuberculosis, el paludismo, la sífilis, el cólera, la gangrena, la lepra, la influenza, la difteria y la disentería.
Cuando se pudo demostrar que las bacterias eran las causantes de muchas infecciones, los científicos comenzaron a preocuparse más por destruirlas, que por buscar paliativos contra los síntomas que producían. De tal manera, los métodos establecidos por el bacteriólogo alemán Robert Koch a raíz de haber aislado la bacteria desencadenante de la tuberculosis, se emplean todavía en la microbiología médica, cuyo desarrollo se debe en gran parte a sus esfuerzos para cultivar e identificar las bacterias.7
La biología es una ciencia que subyace dentro de la medicina, lo cual se expresa en el afán del hombre por buscar y aprender lo más posible acerca de los seres vivos, en especial del propio hombre. La exploración de la biología celular se ha podido llevar a cabo gracias al desarrollo del microscopio electrónico durante la década de los años 30, y con cuya ayuda Max Delbrück, Alfred D. Herhey y Salvador Luria pudieron observar el modo en que los virus atacan a las células vivas, a la vez que Albert Claude, Christian R. De Duve y George E. Palade lograron ofrecer por primera vez una visión detallada acerca de las estructuras celulares conocidas como organelas, las cuales producen y atesoran los procesos químicos de la vida.8,9
La idea de que los organismos microscópicos podían ser causantes de diversos males, impulsó a enfrentarlos con productos químicos capaces de eliminarlos sin dañar a las células, o bien con sueros que ayudaran a elevar las defensas del cuerpo. Así el desarrollo de antibióticos a base de sulfa del alemán Gerhard Domagk,10 el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming11 y el de la estreptomicina por Selman A. Waksman12 produjeron avances sorprendentes en la terapéutica médica, por cuanto a partir de estas contribuciones se pudieron revelar muchos grandes misterios, incluso el de factores capaces de transformar los rasgos de un individuo.
Cuando se pudo demostrar la estructura del ADN, se abrieron nuevas posibilidades a la biología molecular. Los científicos dedicados a esta disciplina descubrieron que los genes, además de codificar las proteínas, regulan el modo en que las células las producen. Por otra parte, se demostró cómo el "lenguaje" de los genes garantiza la inserción organizada de los aminoácidos en las moléculas proteínicas; se halló el código genético de varios virus como el VIH causante del SIDA, que interactúa con los genes de las células, y se encontraron a las enzimas que dividen el ADN en sitios específicos.13
A estos logros se pudieran agregar, entre otros muchos, la enorme cantidad de vidas que se han salvado con la terapia de rehidratación en los procesos diarreicos; la disminución de la mortalidad perinatal e infantil (punto de referencia importante, que sirve de indicador del progreso humano y social); el éxito y la repercusión de los trasplantes de órganos; los progresos de las técnicas diagnósticas por imágenes; así como también la aplicación de la psicoterapia y la terapia de grupo, que han posibilitado mejorar la calidad de vida de muchos enfermos y la de sus familias.
Estos éxitos de la medicina durante el siglo XX, citados en apretada síntesis, no han sido frutos de la casualidad, pues han requerido la consagración total a la investigación de miles de científicos involucrados en la noble tarea de llevar adelante el objetivo común de salvar vidas y de mitigar el dolor humano.
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